En Chile, el modelo de retail de proximidad enfrenta el reto de combinar eficiencia de cadena con sensibilidad local. Las tiendas de conveniencia atadas a estaciones de servicio parecen adaptarse mejor al nuevo entorno, mientras las tiendas independientes de barrio deben reinventar su surtido, experiencia y digitalización para competir. El cierre de varios locales de cadenas estándar (como Oxxo) evidencia lo difícil que es replicar fórmulas homogéneas sin ajuste local.
El ecosistema del retail chileno vive una transformación profunda, con las tiendas de conveniencia al centro del debate sobre el futuro del comercio de proximidad. Según el análisis de Pilar Lamana, experta en retail y directora de empresas, este formato ha dejado de ser simplemente un punto de paso para convertirse en un espacio de experiencia y valor. Su artículo distingue con claridad entre el éxito de las tiendas asociadas a estaciones de servicio (como Pronto de Copec) y los desafíos que enfrentan los formatos stand alone, aquellos que buscan conquistar el corazón de los barrios chilenos.
Las tiendas de conveniencia ligadas a bencineras han logrado redefinir el concepto de “parada rápida”, transformándose en verdaderos “oasis de carretera”. Han pasado de vender combustible a ofrecer experiencias completas, integrando comida lista, franquicias y servicios adicionales como cafés o delivery. Copec, por ejemplo, fortaleció su modelo al adquirir Streat Burger, apostando por una integración vertical que le permite mejorar márgenes y generar habitualidad. Este modelo demuestra que la clave del éxito radica en crear ecosistemas de valor que resuelvan múltiples necesidades del consumidor, consolidando así una conveniencia ampliada que va más allá del producto.
En contraste, las tiendas stand alone enfrentan un panorama mucho más complejo. Su competencia directa no son solo los supermercados, sino también las panaderías especializadas y los tradicionales almacenes de barrio. Los supermercados dominan las compras de despensa por volumen y precio; mientras que actores como Castaño han evolucionado con ofertas diversificadas que capturan el consumo inmediato. Pero el rival más poderoso es el almacén de barrio, cuya fuerza radica en la hiperpersonalización y cercanía emocional. Estos negocios, impulsados además por la diversidad cultural de la inmigración venezolana y colombiana, han elevado su propuesta de valor a través de productos frescos, comidas caseras y una atención que ningún modelo estandarizado puede replicar.
El caso Oxxo ilustra este contraste. A pesar de su tamaño global, la cadena mexicana fracasó parcialmente en su intento de replicar su modelo en Chile, cerrando cerca del 30% de sus locales entre 2024 y 2025. Su enfoque de estandarización masiva y eficiencia logística chocó con un consumidor que busca cercanía, flexibilidad y relevancia local. En Chile, no basta con estar cerca del cliente: es necesario entenderlo y adaptarse a su contexto cotidiano.
Lamana concluye que el futuro del formato de conveniencia en Chile pasa por desarrollar una verdadera “Inteligencia de Barrio”. Esto implica una hipersegmentación por ubicación, donde cada tienda debe adaptar su surtido y experiencia según las necesidades del entorno. Las tiendas en zonas de alto poder adquisitivo pueden priorizar productos gourmet o cafés de especialidad, mientras que en barrios populares deben enfocarse en comidas caseras y precios accesibles. El desafío, por tanto, está en combinar la eficiencia del gran retail con la calidez del comercio local, ofreciendo frescos, rapidez, servicios digitales y surtido flexible.
En última instancia, el mercado chileno se ha convertido en un laboratorio del retail moderno, donde la conveniencia global se enfrenta a una cultura de consumo profundamente local. Las tiendas que logren fusionar estos dos mundos (la escala y eficiencia de una cadena con la empatía y conocimiento del barrio) serán las que definan el nuevo estándar de conveniencia en el sur del continente.
RealRisk/ Fuente: America Malls & Retail