Entre 2022 y 2024, Costa Rica logró un crecimiento real del PIB del 4,7%, pero durante ese mismo periodo el consumo privado aumentó solo 3,8%, lo que revela una brecha entre lo que produce la economía y lo que perciben los hogares. A pesar del repunte productivo, en 2025 el comportamiento del consumo muestra signos de debilidad: la demanda interna se modera mientras los ingresos reales y la confianza de los hogares siguen presionados.
La economía de Costa Rica evidencia un fenómeno dual: por un lado, la producción nacional repunta con fuerza; por otro, el gasto de los hogares deja señales de ralentización. Datos del Banco Central muestran que entre 2022 y 2024 el PIB real creció 4,7%, mientras que el consumo privado avanzó solo 3,8%.
Este desbalance apunta a una creciente brecha entre lo que la economía genera y lo que realmente llega a los ingresos disponibles de las familias, una situación que, según analistas, refleja insuficiencia de ingresos reales y un mayor endeudamiento de los hogares.
En 2025, la moderación del consumo se mantiene. Aunque hubo un leve repunte en el tercer trimestre, los datos del primer semestre muestran que el crecimiento del gasto privado se redujo, reflejando una menor capacidad de compra y cierta cautela de los consumidores. Los rubros que más dinamizan el consumo hoy son servicios esenciales (vivienda, salud, transporte, servicios básicos), mientras bienes duraderos o discrecionales casi no muestran recuperación.
El panorama sugiere que la recuperación económica del país no está plenamente trasladándose al bienestar del consumidor promedio. Sin señales claras de aumento sostenido en ingresos reales o confianza, el consumo privado podría continuar moderado, lo que a su vez limita la demanda interna como motor del crecimiento. Esto plantea un reto para la política económica: cómo equilibrar la producción con mejoras tangibles en el ingreso y el poder adquisitivo de los hogares.
RealRisk/ Fuente: Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa)